El ser humano, cuando se trata de embarcarse en nuevas aventuras, siempre tiende a enfocarse en lo negativo. ¿Por qué? Es fácil de explicar: nuestro cerebro está diseñado para buscar excusas que nos eviten estar en una posición de riesgo. Así de simple. Pero no podés dejar que las inseguridades te impidan emprender.
Con este artículo, quiero motivarte. Tenés que llenarte de seguridad, determinación y decisión para ese nuevo proyecto que querés hacer. Lo más triste es que aún no lo has hecho por culpa de esos sentimientos negativos que te frenan. Hoy te comparto las excusas más comunes que usamos para no emprender y cómo superarlas.
Falta de dinero
“No tengo dinero para invertir. Tengo un poco, pero me da miedo perderlo. No me quiero endeudar. No quiero tener patrocinadores o inversionistas. Puedo usarlo para algo mejor y seguro”.
Estas son las típicas excusas que usamos cuando tememos perder una inversión. Si no tenés el capital suficiente para empezar el negocio, podés buscar inversionistas o prestamistas. Confía en que tendrás éxito. Si realmente creés en tu idea, debés ser un buen negociante y convencer a otros de que tu proyecto vale la pena. Enganchá a los potenciales futuros socios con tu idea.
Si preferís que el negocio sea solo tuyo, podés pedir un préstamo. Lo importante es que no permitas que la falta de dinero sea el obstáculo que te impida emprender.
No tengo tiempo
Esta es una de las excusas más comunes para no emprender: “Estoy muy ocupado. Ya tengo demasiado trabajo. No tengo el tiempo suficiente para manejar más responsabilidades. No voy a gastar mi tiempo libre en llenarme de trabajo”.
Si querés algo, tenés que hacer sacrificios. No esperes tener éxito en un proyecto si le dedicás poco tiempo. Para que un negocio nuevo se levante, se necesita trabajo duro y dedicación. El tiempo se organiza, y si te organizás bien, podés hacerlo todo. Utilizá una agenda diaria y planificá tu día. Así podrás asignar el tiempo adecuado a cada actividad y darle la atención que merece tu nuevo negocio.
No sé vender
“Yo no nací para ser empresario. Le voy a dar la idea a otro. No tengo lo necesario para esto. Los negocios no son lo mío. No me gusta venderle a la gente”.
Estas excusas están ahí porque tenés miedo al fracaso y a que los demás lo vean. Pero si tuviste una idea brillante, ya solo por eso deberías sentirte capaz de materializarla. Hay tantos empresarios famosos que empezaron desde cero y hoy han creado imperios.
No necesitás estudios en gestión de negocios para emprender. Solo se requiere iniciativa y ganas. El fracaso llega con los malos sentimientos. Si querés atraer éxito, tenés que comenzar a pensar en positivo y rodearte de una mentalidad ganadora.
Ahora no, después tal vez
Esta es, sin duda, una de las peores excusas: “La situación del país no está buena. Es un negocio que ahora no triunfaría, pero en el futuro sí. Lo haré después, ahora no puedo”.
¡Sí podés! Siempre es un buen momento. Postergar significa, en muchos casos, nunca hacerlo. Si tenés una buena idea, organizate y ponete manos a la obra. No esperes a que alguien más te quite la oportunidad o que pierdas el momento de hacerlo.
El mejor momento es ahora, cuando la idea está fresca en tu mente. No dejes que factores externos te quiten las ganas de emprender. Todo está en vos, así que no postergues más: ¡a emprender se ha dicho!